Bienvenidos a la investigación de fauna y flora nativa que hacemos. Notas que hablan de los animales y plantas de los modelos que tenemos en movimiento.

Una gran parte del espíritu de Melero es conocer lo que nos rodea desde la naturaleza, saber qué es un oso melero, quiénes viven en la selva húmeda tropical y por qué si las ballenas jorobadas están en muchas partes del mundo tienen “pasaporte colombiano” 🌵

#HistoriasDeOsoMelero

 

También conocido como oso hormiguero o tamandúa, este animal es uno de los pobladores notables de los bosques de Colombia (y de nuestros corazones melerísticos), en climas cálido y templado. 

Perteneciente, junto con los armadillos y perezosos, a un mismo grupo de animales conocido como xenartros (“articulaciones extrañas”); este nombre hace alusión a que las vértebras lumbares de estos animales tienen una forma distinta a las del resto de mamíferos. Además de sus vértebras, los osos meleros tienen un cráneo inusual, alargado, en forma de tubo y sin dientes; esto refleja su dieta a base de abejas, hormigas y termitas. Su vida transcurre entre el suelo y los árboles. Es un excelente trepador y se la pasa buscando nidos de estos insectos. Cuando encuentra uno, lo abre con sus poderosas garras, resistiendo, al menos por un rato, los ataques, picotazos y mordiscos de los insectos defensores. Una vez abierto el nido, el oso melero usa su larga y pegajosa lengua para disfrutar su alimento, y si viene con mielecita incluida, pues qué dicha.

Los osos meleros, al igual que el resto de los xenartros, son animales que se originaron hace millones de años en Sudamérica y aún siguen formando parte de la singular fauna de este continente.

Una de las más de 800 especies de ranas que habitan en Colombia; como muchísimas otras especies de anfibios que se encuentran aquí, ésta es una especie endémica, es decir exclusiva, del país. Habita sólo en las zonas altas de la cordillera Oriental y es, de lejos, la rana más abundante y conocida en la Sabana de Bogotá. De noche se oyen sus grandes conciertos, donde muchos ejemplares croan al tiempo, con sonidos fuertes y guturales, llenando la noche de un ambiente característico. La población de esta rana se ha reducido mucho por la desecación de los humedales, pero aún sigue siendo una especie común en cualquier lugar que tenga lagos, estanques o sitios pantanosos donde puedan crecer sus renacuajos.

Gracias a las exageraciones de libros y películas, este pez ha adquirido la fama de un terrible depredador, que ataca a humanos y grandes animales por igual, y que, en grupos, es capaz de desgarrar y acabar en un instante con una presa que haya sido lo suficientemente incauta para nadar en las mismas aguas que ellas. La verdad es que las pirañas no son tan peligrosas como se las ha hecho parecer. Es cierto que son depredadoras, alimentándose de otros peces; pero también tienen su lado omnívoro, comiendo frutos y hojas que caen al agua.

En condiciones naturales, una persona puede nadar en un río donde viven pirañas sin sufrir daño alguno por parte de ellas. Las pirañas que pueden ser peligrosas son aquellas que en regiones fuertemente estacionales, cuando inicia la temporada de sequía, quedan atrapadas en lagunas cada vez más pequeñas, donde quedan muchos ejemplares hambrientos concentrados en un espacio reducido. En estas condiciones, pueden atacar al ganado, caballos y hasta a las personas que entren a estos cuerpos de agua. Pero esto es algo excepcional. En los ecosistemas donde viven, las pirañas cumplen un papel muy importante controlando poblaciones de otros peces y como alimento de otros animales.

El mayor martín pescador que se encuentra en Colombia. Es un ave que vive en todas las regiones del país, siendo más común en tierras bajas por debajo de 500 metros de elevación; algunos ejemplares visitan ocasionalmente zonas más altas, incluso subiendo hasta más de 2000 m. Se posa en ramas que sobresalen encima del agua de manglares, ciénagas, lagos y ríos. Desde su percha el ave observa atentamente el agua; cuando descubre un pez, se lanza en picado y se sumerge, saliendo un instante después con su presa en el pico. En sitios lejos del agua, se puede observar al martín pescador alto en el cielo, volando con profundos aletazos, mientras emite una nota “¡quiac!” una y otra vez.

Uno de los pocos reptiles que viven en las zonas altas de Colombia por encima de 2000 m de elevación. Es una especie endémica, es decir, vive únicamente en Colombia; sólo se encuentra en la cordillera Oriental del país. Los machos son especialmente llamativos, con una coloración amarilla a naranja en la garganta, sumada a un “collar” negro hacia el pecho, que ha inspirado su nombre común. Vive en matorrales secos, así como en áreas de páramo rocoso, donde es activo en las horas más soleadas; se desplaza entre el suelo y la vegetación baja, buscando insectos, arañas y otros invertebrados, de los que se alimenta.

Plancton es el nombre con el que es conocida toda la comunidad de diminutos organismos que se encuentran suspendidos en el agua. Son organismos tan variados como pequeñísimos crustáceos, larvas de moluscos, extraños animalitos con conchas (p. ej. radiolarios, foraminíferos), huevos de peces y de invertebrados, así como diatomeas y cianobacterias. Esta nube de vida flotante es fundamental para la vida en el planeta. Se calcula que el fitoplancton, que tiene clorofila y que al igual que las plantas puede realizar fotosíntesis, produce alrededor de la mitad del oxígeno respirable del planeta.

Además, el plancton es el que sostiene a depredadores de mayor talla; los grandes bancos de peces dependen de él para su alimentación; sin plancton no podrían existir. Mirados con suficiente aumento, los seres del plancton forman un universo fascinante; parecen sacados de una película de ciencia ficción.

Uno de los animales migratorios que todos los años llega al Pacífico colombiano es esta inmensa ballena de grandes aletas. Durante meses las ballenas jorobadas permanecen en los gélidos mares del sur, alimentándose de toneladas de pequeños crustáceos marinos llamados krill y de bancos de peces pequeños, ganando así mucho peso. Luego emprenden su viaje para reproducirse en las cálidas aguas tropicales. Durante su permanencia en Colombia, entre mayo y noviembre, las hembras dan a luz a su única cría, conocida como ballenato (podemos decir entonces que son de nacionalidad colombiana, jiji). Mientras la amamantan, ellas mismas casi no comen y pierden mucho peso. Hacia noviembre, cuando las crías ya están más fuertes y desarrolladas, todas las ballenas emprenden su viaje de regreso a los mares antárticos, donde podrán volver a alimentarse y ganar peso de nuevo.

El búho más común de Colombia es este pequeño currucutú. Su nombre común hace alusión al canto que podemos oír en la oscuridad de la noche, en climas calientes, medios y fríos de gran parte del país. Algo así como un currrrrr Ú. Entre las presas usuales de esta pequeña rapaz nocturna están escarabajos, polillas y ratones.

Uno de los grandes búhos de Colombia, presente en las tres cordilleras. Vive en regiones arboladas y se adapta bien a la vida urbana. De hecho, a menudo es más fácil ver a este búho en los parques y zonas verdes de ciudades como Bogotá y Medellín que en el campo. De costumbres nocturnas, se especializa en cazar murciélagos y aves como palomas, mirlas y tinguas. Se la pasa el día durmiendo, oculto entre la espesura de los árboles; te retamos a que encuentres uno la próxima vez que vayas al parque.

En la cima de las montañas de Colombia se encuentra este ecosistema que se ha vuelto cada vez más conocido y apreciado. Con sus amplios pajonales y comunidades de frailejones, sus bosquecillos dispersos, sus pantanos y colchones de musgo. Toda esta vegetación esponjosa almacena inmensas cantidades de agua, la cual luego escurre y forma ríos. La mayor parte de la población humana de Colombia depende de la conservación de los páramos para asegurar un suministro constante de agua pura para beber. Por esto su fama, por esto la importancia de conservarlos, para nosotros y para todos los organismos que viven en ellos.

Uno de los ecosistemas más famosos del mundo, reconocido por su inmensa biodiversidad y por su importancia para el mantenimiento de la estabilidad climática del planeta. En Colombia estos bosques se extienden por la región Pacífica, sectores de la región Caribe, el Magdalena Medio, piedemonte Llanero y la región de la Amazonía. Tienen la mayor variedad de especies de árboles por hectárea (distintos tipos de plantas todas arrunchaditas), gran variedad de palmas, gruesas lianas y hierbas de grandes hojas, adaptadas para captar la luz que se filtra al sotobosque y los claros de la selva. La gran variedad de nichos y la diversa oferta de alimentos hacen que el bosque húmedo tropical pueda albergar animales tan variados como (y por supuesto arrancamos con) ¡oso melero!, otros hormigueros de nuestra familia, armadillos, monos, murciélagos, jaguares, pumas, tigrillos, zorros, saínos, dantas, paujiles, águilas, loros, guacamayas, colibríes, tucanes, caimanes, iguanas, boas, anacondas, ranas venenosas, mariposas morfo, … por mencionar apenas una mínima muestra de todos los seres que hacen de este ecosistema su hogar.

Un hongo de los prados y bosques, con “sombreros” punteados sostenidos por estípites o “tallos” manchados (tallos entre comillas porque los hongos no son plantas, no lo olvides). Quizás por estas manchas, recibe el nombre común de “lechucita”, alusivo a una rapaz nocturna con unos punticos en las plumas que se pueden parecer al de esta Macrolepiota. La especie fue descrita para la ciencia apenas en el año 1999 (¡ayer!) y en Colombia ha sido hallada en el altiplano cundiboyacense, en las montañas de Antioquia y en los Andes del sur del país.

Cuando caminamos por las calles de una ciudad como Bogotá, o por los campos más fértiles de clima frío, podemos ver las rosetas de hojas profundamente dentadas de esta planta, apretadas contra el suelo. Más fácil aún descubrirlas si están en floración. Tiene muchas propiedades medicinales (aunque no precisamente el esmog que tienen las citadinas) y para las abejas, mariposas y otros polinizadores, un campo lleno de dientes de león es uno de sus sitios favoritos para encontrar el dulce néctar que necesitan para alimentarse. ¡Por eso, todos queremos al diente de león!

Textos por Mateo Hernández Schmidt (con comentarios entrometidos de Laura).

Mateo Hernández es un naturalista especializado en fauna y flora nativa colombiana; es nuestro asesor en las ilustraciones, no hay hocico, pluma, ni rama que no haya pasado por su corrección. Conocedor de anécdotas y contador de historias, con él nos enamoraremos de todos estos bicharrejos que amamos 🌿

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